Si observas con atención en donde están tus pensamientos y tu atención durante el día, podrás seguramente darte cuenta que en muy pocas ocasiones tu mente y todo lo que eres tú está realmente en este momento presente. Por lo general estamos pensando en cosas del ayer, en lo que haremos al rato, en lo que haremos cuando consigamos lo que buscamos, en lo que tenemos que pagar, en lo que no hemos pagado, en lo que alguien nos hizo hace unos meses o en lo que alguien no ha hecho. Nuestra atención salta de un tiempo al otro, va del futuro al pasado, se escapa del presente. Los pensamientos atemporales nos mantienen alejados y disociados de este momento, entonces nos perdemos de la maravilla de involucrarnos por completo en el momento presente, nos volvemos un tanto repetitivos y rutinarios. El momento presente nos ofrece realmente todo. ¿Qué es todo? Todo es todo. Alguien dijo por ahí: “ah, si, pero con el puro momento presente no voy a pagar mis cuentas, no voy a solucionar esos líos que traigo ni me voy a quitar este dolor” Bueno, a decir verdad quizá en este mero instante no logres eso en un dos por tres, pero debes saber que es este momento presente el que contiene todo aquello que necesitas ver o entender para solucionar lo que te inquieta, duele o preocupa. Intentar ver más, ganar más, o actuar de una forma realmente grande, será muy complicado si antes no logras ver todo aquello que sucede en este momento.
Si tu te concentras por unos minutos en todo lo que ocurre a tu alrededor ahora, verás cuantos sonidos, cuantos olores, cuantas sensaciones pasan por tu cuerpo. Si logras la destreza de realmente entrar en este momento, y logras apartarte incluso de tu misma mente y sus pensamientos insistentes, y logras simplemente ser un observador consciente de todo lo que piensas, sientes y haces, verás que una profunda paz acapara tus sentidos, tus emociones se vuelven algo para observar nada más, te vuelves un testigo de ti mismo, un espectador muy despierto que puede hundirse en el momento con mucha intensidad y bucear en lo que eres, es como darse un chapuzón en un uno mismo que renueva la mente, la creatividad y refresca todos los sentidos y el razonamiento. Todo esto se logra debido a que el puro acto de contemplación es una acción sumamente poderosa de retroalimentación. A esto le llaman algunos meditar. Si tu meditas seguidamente, notarás como comienzas a sentir formas distintas de ver una situación, quizás te sientas más flexible mentalmente, y estés más abierto para experimentar nuevas alternativas, o te sorprendas reaccioando de una forma muy distinta a como la venías haciendo antes.
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