Tienes que hacer la llamada que tienes miedo de hacer. Tiene que levantarte más temprano de lo que quieres levantarte. Tiene que dar más de lo que obtienes a cambio de inmediato. Tiene que preocuparte más por los demás de lo que ellos se preocupan por ti. Tienes que luchar cuando estás herido, sangrado y adolorido. Tienes que ir a lo inseguro cuando juegas si lo seguro parece más inteligente. Tienes que liderar cuando nadie te sigue todavía. Tienes que invertir en ti mismo a pesar de que nadie más lo haga. Tienes que lucir como un tonto mientras estás buscando las respuestas que no tienes. Tienes que trabajar en los detalles cuando es más fácil encogerse de hombros. Tienes que entregar resultados cuando ofrecer una excusa es una opción. Tienes que buscar tus propias explicaciones, incluso cuando te dicen que debes aceptar los “hechos”. Tienes que cometer errores y quedar como un idiota. Tienes que intentar y fallar y volver a intentarlo. Tienes que correr